ESPACIO ENSŌ

Eugenio
cuttica

Obras de Arte

serie
luna

“Luna es un ente simbólico del poder de muchas veces olvidada feminidad verdadera…”
EUGENIO CUTTICA

Serie
Newyorker

«Ser un newyorker es fundamentalmente vivir la
cultura universalista…»
EUGENIO CUTTICA

Visión de
lo invisible

«El arte expresa lo que no se puede decir y lo que no se puede callar»
EUGENIO CUTTICA

serie
esculturas

“Luna es una representación de lo sublime… Que vuelve
imposible”
EUGENIO CUTTICA

bio

Eugenio Cuttica nació en Buenos Aires el 3 de abril de 1957.

Pertenece a la generación llamada de los artistas intermedios. En su actividad ha expuesto en galerías, museos, centros culturales y ferias de arte internacionales. Estudió arquitectura y diseño en la Universidad de Buenos Aires con el arquitecto Justo Solsona y Bellas Artes en la Escuela Nacional de Bellas Artes. En su juventud trabajó con los prestigiosos artistas Antonio Berni y Howard Martinez y en 1988 fue seleccionado para el primer premio de Young Painters – Gran Premio Amalita Fortabat, Buenos Aires. En 1989 fue seleccionadocomo finalista de la Bienal de Venecia, Italia.

Su trabajo se basa en una fuerte impronta de sincronicidad, y conexión con lo que él llama la dimensión de la frecuencia infinita del no-tiempo. Sus obras apelan a la belleza, no por la construcción intelectual, sino como algo que simplemente sucede, apelando a la idea del artista como vehículo de una energía que lo trasciende y le es ajena. A través de su firme convicción de resaltar otra realidad invisible, sus obras adquieren una cierta conexión con los espectadores que permite redescubrir un estado contemplativo. Actualmente desarrolla su trabajo artístico en tres países, en Nueva York, en los Estados Unidos, en Buenos Aires Argentina – y en Portofino, Italia.

Cuttica reside en East Hampton, Nueva York, donde tiene un laboratorio llamado Campo Cuttica abierto a eventos culturales multidisciplinarios. Su perspectiva ha evolucionado sobre las ideas del budismo, gracias al cual admite haber logrado recorrer el camino” que había comenzado como artista plástico expresionista y pensar en sí mismo como un vehículo de energía representada a través del arte. “ Lo que hago es tratar de hacer el amor con la gente a través del lenguaje, la pintura. Mi trabajo no es intelectual, no es poner un punto aquí, una tira y hacer un trabajo de corrección compositiva. Para mí el arte debe ser, debe conmover o no es arte.

El artista tomó como misión personal formar a sus admiradores a partir de la cultura basada en la creencia de la energía de los chakras, donde se propone que el individuo cumpla, a partir de las fibras que logra activar, el papel de “sacerdote, comerciante y guerrero”. Esta creencia personal le ha hecho capaz de presentar al movimiento simbolista dentro del siglo XXI y de la industria cultural del arte como mercancía. Eugenio Cuttica da conferencias sobre el arte y su poder curativo, el arte y la abundancia y el valor de la creatividad.

Su vida artística está estructurada en tres núcleos: “Los comienzos”, “El grito” y “El silencio”.

Fue un protagonista destacado en lo que se llamó “El regreso de la pintura” en los años 80. Este motivo tuvo una expansión global y adquirió varias denominaciones, como la “transavanguardia” en Italia o la “pintura salvaje” en Alemania. Muchas de las obras que componen el núcleo “El grito” pueden ser colocadas en un momento histórico que, entre muchas otras denominaciones, ha sido llamado “el regreso a la pintura”, y que en Argentina ha sido llamado “nueva imagen”.

En las obras de la profesión escénica que yo llamo “El grito” (que comienza en 1980) los colores y las formas parecen desprenderse del artista mismo, como si una libertad creativa los hubiera arrojado sin vergienza ni razonamiento sobre los lienzos. Se trata de pinturas realizadas en los años 80 y 90, en las que la naturaleza forma parte de un mundo mítico y ancestral, como si salieran de esos sueños ofuscados y confusos que causan un poco de miedo y que se olvidan al despertar.

Una larga estancia en Nueva York (donde se estableció alrededor de 1996) podría ser la respuesta a un cambio ocurrido, ya que en ese período Cuttica recompuso la figura humana, equiparaba la naturaleza al hombre, volvía a pensar en narices, ojos, manos, dedos, uñas, gafas, sombreros y botas. La línea exorbitante y libre del período anterior ha
sido reportada para organizar y delinear los personajes que componen la serie “Newyorkers” (que comienza en 2001) e integra la fase del neo-simbolismo que nació después del estudio del budismo en la ciudad de Nueva York.

En la serie “The inner look” (2012) irrumpe en el espacio con una serie de cabezas enigmáticas hechas de resina de poliéster. La elección de este material y el tratamiento que el artista le da – transparencia – muestran el interior de la cabeza en una imagen que remite a una resonancia magnética o a una tomografía computarizada 3D del cerebro. De
esta manera, Cuttica no aborda el retrato de una manera convencional, sino de un juego entre el exterior y su fisonomía interior – el cerebro y su capacidad de pensar e imaginar – concentrándose en una imagen diferente.

Estas cabezas, por lo tanto, se refieren a dos temas de la historia del arte: el género del retrato y también a los dibujos anatómicos que muchos artistas, en particular desde el Renacimiento, han hecho del interior de la cabeza como parte de su aprendizaje artístico o interés científico. Introduce nuevos objetos tridimensionales dentro de estas cabezas, donde la transparencia de la resina los deja traslucir. En muchos casos, estos elementos tienen una larga tradición en el arte, ya que son reconocidos en el género de la naturaleza muerta. Eugenio Cuttica, artista en transición entre los siglos XX y XXI, en La mirada interior huye de los materiales tradicionales para trabajar con la escultura, y explora las posibilidades de la resina poliéster, investigando también otros temas. En esta serie presenta una serie de cabezas – donde repite el mismo rostro de una joven japonesa, con los ojos cerrados, en una actitud egocéntrica – impregnada de “energía del silencio”.

La feminidad como ideal y símbolo de fuerza en la debilidad es uno de los temas más recurrentes de los años siguientes: “Creo que en el deseo de alcanzar una posición de igualdad persiguiendo una estrategia de poder – dice Eugenio Cuttica en una entrevista – las mujeres han perdido su verdadero poder. Olvidaron que la suavidad puede superar la fuerza”. Obsesionado con este ideal femenino, el artista realiza amplias series de pinturas dedicadas a varias mujeres, que generalmente se basan en personas en su entorno inmediato, incluida la figura de Luna, una niña de nueve años, que ha trascendido el escenario de la modelo femenina para convertirse en un verdadero símbolo. A menudo aparece en una silla y mira ala distancia, frente a paisajes o situaciones imponentes que refuerzan su pequeñez y debilidad. “ Luna y el árbol de la vid”, “Luna y abundancia”, “Luna y arbusto rojo”, “Luna y corona de la novia”, “Luna y campo de lavanda” – en todas estas pinturas está la niña Luna que representa la feminidad en su forma más pura.

“Es que lo femenino es la redención que conquista. Lo femenino tiene más fuerza que el hombre, pero es algo que las mujeres lamentablemente han olvidado y están llegando a su lugar luchando contra el hombre con las mismas armas que él usó. Así que el machismo, lejos de disminuir, se ha extendido a los dos sexos, y ahora todo es machismo. Yo pinto la verdadera feminidad, el yin. Hoy el desequilibrio es enorme, todo es yan y por eso estamos todos solos. Es algo que no mucha gente se atreve a decir, así que está bien conmigo, porque digo las cosas que pienso. No tengo miedo, no soy un diplomático que pinta; soy un artista del lado de la transgresión”

La niña iluminada en el interior es el enfoque en el que tiene lugar la muestra. Se repite en todas las obras, tanto en las pinturas como enlas diferentes instalaciones. El hecho de que la luz esté dentro refuerza la idea de que el equilibrio está dentro, en lo profundo del ser humano, en su alma. Nos fortalece para ser silenciosos y observar, para detenernos y escuchar. “ Ataraxia: estado de ánimo en el que un sujeto alcanza el equilibrio y finalmente la felicidad, disminuyendo sus pasiones y deseos que pueden alterar su equilibrio mental y corporal. Ataraxia es, por lo tanto, tranquilidad, serenidad e imperturbabilidad en relación con el alma, la razón y los sentimientos”

“Normalmente está de pie en una silla. Instrumento que representa el trono, lo real. Hay que tener en cuenta el dualismo de esta palabra, que alude a la realeza y a la realidad. Un estado de reposo en alerta: usted está de pie, en una actitud firme, de elocuencia. Es el poder de la ternura. Con la mirada dirigida al horizonte, que es la mirada que atraviesa la materia y la forma. Posición de mujer samurái : la delicadeza no es debilidad, sino posición de fuerza sutil.

“Luna es una entidad simbólica del poder tantas veces olvidada verdadera feminidad… es el amor incondicional que no muere… Como un acuerdo básico que garantiza la vida. Luna significa el concepto de sublime… como lo que proporciona material para nuevas reflexiones y hace imposible cualquier oposición y su recuerdo es duradero e indeleble. En lo sublime reside la amplificación hacia la abundancia, es el “silencio” el que adquiere un desarrollo. Contemplativo, fundado en lo eterno y se dirige a los canales de la percepción más que a la razón. Luna simboliza un amor sin deseo, un asombro sin peligro”

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